Del Glatim destacamos la mínima intervención, la pre-maceración en frío y la larga maceración a temperatura controlada en depósitos de acero inoxidable, con el objetivo de extraer el máximo potencial de la variedad. Terminada la fermentación, un 20% del vino pasa a una corta crianza en barrica de 300 L de roble francés, de grano fino y tostado medio, de segundo año. Tras 4 meses se realiza el ensamblaje definitivo con el resto del vino conservado en el depósito, para así conservar la frescura y los atributos de juventud. La crianza final en botella acaba de afinar los taninos.
De color grosella con tonos violáceos. Vino de capa media-baja, característica de la variedad. A copa parada ya aparece una evidente fruta negra madura, con claros aromas de arándanos y moras silvestres, cerezas picotas y ciruela negra, envueltas en notas balsámicas sobre un fondo especiado de pimienta negra, enebro y clavo. En boca es suave y sedoso, con taninos pulidos y envolventes que, combinados con una marcada acidez, lo hacen muy refrescante. Esta ligera tanicidad le confiere una complejidad que se va descubriendo a medida que se va abriendo, dejando entrever delicadas notas de violeta y rosa, entre recuerdos de lavanda y regaliz. Una delicada elegancia para descubrir con calma.
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